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Rojo Fulgor
Site specific Light installation, 2025


El movimiento aparente del sol y los gradientes de color en el cielo están profundamente arraigados en nuestra imaginación. Aunque el cielo se percibe como una cúpula estática, es en realidad una vasta extensión de gases en constante transformación. Si pensamos la luz como la condición que posibilita la visión, y lo visual como luz, podemos sentir que estamos inmersos en la luz de la atmósfera.

Rojo fulgor es una instalación lumínica que trabaja con la sutileza en los cambios de color de la luz, desdibujando la percepción del tiempo y el espacio, y generando una especie de estado suspendido. Se propone una experiencia de estar en la luz, en la que lo sensorial y lo emocional se entrelazan. Mediante dispositivos lumínicos integrados en la arquitectura, se construirá un entorno poético que combina investigación científica y resonancia afectiva.

La luz, al igual que el sonido, es un fenómeno temporal. Su constante transformación permite crear atmósferas envolventes que afectan nuestra percepción de manera sutil pero profunda. Si bien el sol emite todas las longitudes de onda del espectro visible, las ondas que percibimos como “rojas” son las primeras que alcanzan nuestros ojos cuando el sol se encuentra a mayor distancia —al atardecer o al amanecer—. ¿Qué relación existe entre este hecho científico y las implicancias emocionales, sensibles y poéticas de ese color?

Me interesa indagar en ese núcleo profundo, en esa corriente submarina invisible que configura la estructura de una sensación fluida, cambiante, casi imperceptible, como los cambios de color del cielo.

En este marco, se incorpora también el concepto de cromosaturación, desarrollado por Carlos Cruz-Diez, como referencia para pensar la inmersión total en el color. No como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para potenciar la percepción del color como una realidad autónoma y viva.

La instalación se materializó en el foyer del segundo piso del Teatro Universidad de Chile, en la ciudad de Santiago de Chile. Aprovechando su arquitectura —donde la luz artificial realza la morfología de los techos—, se intervinieron las gargantas de luz del espacio. Se trabajó con gradientes lumínicos inspirados en los colores del cielo durante la puesta de sol: tonos rojizos, cálidos, envolventes y una animación de 7 minutos. El rojo de la alfombra se integra como un elemento activo, potenciando la experiencia inmersiva.
fotos y video: Luis Bahamondes
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